Diego Rivera soñó con un espacio público que combinara ecología, arte y arquitectura, quizá inspirado en los paisajes de su maestro José María Velasco. Así proyectó el Museo Diego Rivera-Anahuacalli, donde integró la roca basáltica como materia principal para su construcción, en armonía con el paisaje entre los pedregales y la urbanización. Fue un sueño que quedó inconcluso, pero el próximo 1 de febrero será una realidad cuando comiencen las visitas públicas al espacio ecológico de este recinto.
La iniciativa arrancó hace cuatro años cuando Hilda Trujillo, directora de este espacio, impulsó su recuperación. Aunque el proyecto necesitará una década para su conclusión, dijo, el año pasado tuvo una etapa fuerte tras la campaña de limpieza para retirar diez toneladas de basura depositadas en su zona poniente. Ahora el espacio se encuentra en recuperación y cuenta con un sendero para que el público lo recorra.
El recorrido por el espacio completará las visitas al museo Anahuacalli–ubicado en San Pedro Tepetlapa, Coyoacán–, y tendrán una duración de 20 minutos a pie, aunque por ahora el público sólo accederá a un tercio del espacio acondicionado, donde apreciará esculturas de artistas latinoamericanos y el paisaje único donde investigadores de la UNAM ya han iniciado un proyecto de restauración ecológica.
“Será un espacio ecológico con presencia de escultura contemporánea para lograr el sueño de Diego Rivera: integrar ecología, arquitectura y artes”, expuso Hilda Trujillo, quien sigue pensando que puede hacerse mucho más con este lugar para que el público lo sienta suyo.
Y de paso, se convertirá en un observatorio de la naturaleza, donde investigadores realizarán estudios ecológicos, geohidrológicos, etnobotánicos, de biodiversidad, zoología y apreciación de la naturaleza en términos paisajísticos.
RESERVA ÚNICA. En entrevista, Bárbara Cortés, investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas de la UNAM y una de las encargadas de revisar el estado de este espacio, aseguró que las cuatro hectáreas de superficie del Museo Anahuacalli están formadas por material pétreo de origen volcánico producto del derrame del Xitle que hizo erupción hace cerca de 2,500 años.
Destacó que la vegetación silvestre del lugar es de matorral xerófito, característico de suelo volcánico, y corresponde a la misma vegetación del pedregal de San Ángel, de Ciudad Universitaria y de los pedregales volcánicos del sur de la ciudad de México. Aunado a esto, cuenta con filtraciones de agua que han conformado un humedal con vegetación acuática y dos pozos de agua que contienen peces y tortugas.
–¿Qué es lo que falta por hacer en este sitio?, se le pregunta a la bióloga Bárbara Cortés.
–Falta la habilitación de senderos y propagación de especies. También la eliminación de plagas como el muérdago que afectan a diferentes especies vegetales, así como una unidad de compostaje para procesar los residuos orgánicos de hojas y ramas.
Además –apuntó–, se tiene que elaborar un video para que los visitantes conozcan las especies vegetales que florean en las distintas estaciones, así como animales de especies nativas que ahí habitan.
–¿Qué hace único u original a este espacio?
–Es una reserva natural única. Posee una gran biodiversidad de especies vegetales endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta y son exclusivas de México.
Algunos ejemplos son las dos especies de orquídeas características del pedregal, hierbas comestibles, medicinales y jabonosas, plantas como la begonia del pedregal (Begonia gracilis) y arbustos como el palo loco (Senecio praecox), exclusivos de la zona.
Sin olvidar su importancia en términos ambientales, ya que proporciona oxígeno, facilita la captación de agua de lluvia que va a los mantos freáticos de la ciudad, la modulación de la temperatura gracias a su humedad, y el paisaje para la recreación y disfrute de los visitantes, concluyó.
El Museo Diego Rivera-Anahuacalli programará recorridos a partir del 1 de febrero en su espacio ecológico, ubicado en Calle Museo 150, San Pablo Tepetlapa, Coyoacán. Cerca del tranvía Nezahualpilli
ã Mayor información al 5617 3797.
La iniciativa arrancó hace cuatro años cuando Hilda Trujillo, directora de este espacio, impulsó su recuperación. Aunque el proyecto necesitará una década para su conclusión, dijo, el año pasado tuvo una etapa fuerte tras la campaña de limpieza para retirar diez toneladas de basura depositadas en su zona poniente. Ahora el espacio se encuentra en recuperación y cuenta con un sendero para que el público lo recorra.
El recorrido por el espacio completará las visitas al museo Anahuacalli–ubicado en San Pedro Tepetlapa, Coyoacán–, y tendrán una duración de 20 minutos a pie, aunque por ahora el público sólo accederá a un tercio del espacio acondicionado, donde apreciará esculturas de artistas latinoamericanos y el paisaje único donde investigadores de la UNAM ya han iniciado un proyecto de restauración ecológica.
“Será un espacio ecológico con presencia de escultura contemporánea para lograr el sueño de Diego Rivera: integrar ecología, arquitectura y artes”, expuso Hilda Trujillo, quien sigue pensando que puede hacerse mucho más con este lugar para que el público lo sienta suyo.
Y de paso, se convertirá en un observatorio de la naturaleza, donde investigadores realizarán estudios ecológicos, geohidrológicos, etnobotánicos, de biodiversidad, zoología y apreciación de la naturaleza en términos paisajísticos.
RESERVA ÚNICA. En entrevista, Bárbara Cortés, investigadora del Instituto de Investigaciones Biológicas de la UNAM y una de las encargadas de revisar el estado de este espacio, aseguró que las cuatro hectáreas de superficie del Museo Anahuacalli están formadas por material pétreo de origen volcánico producto del derrame del Xitle que hizo erupción hace cerca de 2,500 años.
Destacó que la vegetación silvestre del lugar es de matorral xerófito, característico de suelo volcánico, y corresponde a la misma vegetación del pedregal de San Ángel, de Ciudad Universitaria y de los pedregales volcánicos del sur de la ciudad de México. Aunado a esto, cuenta con filtraciones de agua que han conformado un humedal con vegetación acuática y dos pozos de agua que contienen peces y tortugas.
–¿Qué es lo que falta por hacer en este sitio?, se le pregunta a la bióloga Bárbara Cortés.
–Falta la habilitación de senderos y propagación de especies. También la eliminación de plagas como el muérdago que afectan a diferentes especies vegetales, así como una unidad de compostaje para procesar los residuos orgánicos de hojas y ramas.
Además –apuntó–, se tiene que elaborar un video para que los visitantes conozcan las especies vegetales que florean en las distintas estaciones, así como animales de especies nativas que ahí habitan.
–¿Qué hace único u original a este espacio?
–Es una reserva natural única. Posee una gran biodiversidad de especies vegetales endémicas, es decir, que no se encuentran en ningún otro lugar del planeta y son exclusivas de México.
Algunos ejemplos son las dos especies de orquídeas características del pedregal, hierbas comestibles, medicinales y jabonosas, plantas como la begonia del pedregal (Begonia gracilis) y arbustos como el palo loco (Senecio praecox), exclusivos de la zona.
Sin olvidar su importancia en términos ambientales, ya que proporciona oxígeno, facilita la captación de agua de lluvia que va a los mantos freáticos de la ciudad, la modulación de la temperatura gracias a su humedad, y el paisaje para la recreación y disfrute de los visitantes, concluyó.
El Museo Diego Rivera-Anahuacalli programará recorridos a partir del 1 de febrero en su espacio ecológico, ubicado en Calle Museo 150, San Pablo Tepetlapa, Coyoacán. Cerca del tranvía Nezahualpilli
ã Mayor información al 5617 3797.
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