domingo, 23 de septiembre de 2012

CHIVAS Y PUMAS EN UN FESTIVAL DE ERRORES OFENSIVOS

La falla en el tiro penal de Luis Pérez que evitó se rompiera el empate sin anotaciones entre Chivas y Pumas se debió a la justicia divina, consideró García Aspe.

GUADALAJARA (Omar Fares) -- El partido generó expectativas desde el inicio de semana. El tema principal fueron los 30 años sin ganar de parte de Pumas a Chivas en territorio jalisciense. El domingo 7 de febrero de 1982 fue la última ocasión que el cuadro de la UNAM venció a los rojiblancos en el estadio Jalisco.

La afición se mantuvo al filo de las butacas en la agonía del partido, y cuando parecía que Luis Pérez se convertía en el verdugo pasó del lado de los villanos al fallar de manera espantosa un penalti.



Chivas sigue sin ganar como local, Pumas continúa con tres decenios sin triunfar en Guadalajara, y el empate de 0-0 de poco les sirve a los dos en sus intenciones de clasificar.

PÓLVORA MOJADA
Ahora, con el Omnilife como escenario, su flamante técnico Mario Carrillo no llegó precisamente con la idea de romper la marca de las tres décadas, sino de plantearse de manera ordenada ante revolucionado Guadalajara.

Y así sucedió. El Rebaño de John van´t Schip aceleró desde los primeros minutos a través de sus elementos más desequilibrantes.

En los primeros segundos, Jesús el Chapo Sánchez envió un servicio por el sector izquierdo, pero Erick Torres dejó pasar de largo el balón ante una afición emocionada.

Posteriormente el que enloqueció a la zaga de Pumas fue el novato Luis Morales, quien gambeteaba por la derecha Efraín Velarde y a Darío Verón, y lo mismo hacía Chapo. Sin embargo los regates más allá de producir el alarido de la tribuna, no producía nada mientras el portero Alejandro Palacios se mantenía atento.

Pumas apostaba todo a un contragolpe con Emanuel Villa y Martín Bravo, y en el primer tiempo la Rata estuvo cerca de abrir el marcador. Al '5 y al '45, el delantero argentino mandó sus disparos a un lado de la portería.

Para la segunda parte, Van´t Schip decidió hacer ajustes en busca del revulsivo. Primero ingresó a Luis Pérez por Rafael Márquez Lugo, y después sacó a Luis Morales, quien ya había sido ablandado por la férrea defensa unamita, y su lugar lo cubrió Jesús Padilla.

Pero Luis Pérez se manejó con precauciones luego de salir de dos lesiones musculares, y Padilla no se hizo presente en el ataque. El juego entró por momentos en un intenso ir y venir de ambos.

Villa se encontró con la mejor oportunidad, pero de manera increíble no supo pegarle bien al balón que salió por encima de la portería ahogando el grito de gol de sus aficionados.

Después el Chatón Enríquez desperdició otra opción.

Carrillo parecía conforme con el empate, sin importarle de los 30 años sin victoria de Pumas, se acordó de que tenía en la banca al español Luis García, lo mandó a la cancha para sustituirlo por Martín Bravo.
En los minutos finales se registraron emociones dramáticas de parte de los dos, pero ni Chivas ni Pumas querían anotar. El Cubo desaprovechó, y Villa lo siguió con un error monumental solo y sin portero.

Ya en tiempo de compensación el Cubo Torres fue interceptado en el área, se desplomó y Mauricio Morales no dudó en señalar penalti.

El ejecutor fue Luis Pérez pero el otrora talentoso jugador del Monterrey, enterró su zapato en el pasto y el balón botó lentamente hacia el poste izquierdo de Palacios.

No hubo más, sólo abucheos estruendosos que se confundían entre los Goyas de los seguidores de Pumas, y la Ciudad de la Furia de Soda Stéreo.

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