La Máquina Celeste de Cruz Azul derrota 3-0 a Potros de Hierro del Atlante con (2) goles de Pavone y Larrivey (Autogol). Rompen los azules una racha de seis juegos sin ganar en Liga Mx.
CANCÚN (ESPN.com) -- El Cruz Azul se encontró con el rival ideal para cobrarse tantas desesperanzas vividas y volvió a ganar, aunque no por un buen futbol, sino porque la fortuna, los errores y los aciertos se combinaron para masacrar 3-0 al Atlante, que sigue hundiéndose en el Torneo Clausura 2013.El triunfo no fue obra de un gran partido de la Máquina; simplemente, las cosas se le pusieron a su favor, lo que no había pasado antes. Mariano Pavone anotó dos veces, mientras que el tercer tanto fue anotado por el defensa Jair Pereira.
El equipo capitalino dio un paso importante hacia el levantón que espera tener para buscar la liguilla. Hoy rompió una racha de seis partidos sin conocer la victoria, gracias a su goleado Pavone, quien llega a seis tantos en 11 partidos.
Los Potros se quedan con 7 unidades, con nulas posibilidades de hacer algo más que preocuparse por mejorar su porcentaje.
ACIERTOS Y ERRORES
La Máquina llegó a Cancún arrastrando la cobija, similar situación de los Potros, pero con la diferencia de que los celestes son eternos obligados a alzarse como protagonistas, dada la calidad de su plantel.
Con tibieza inició en el encuentro. Ninguno de los dos equipos buscaba marcar el ritmo del juego. Los primeros 20 minutos fueron sosos, sin aproximaciones serías a portería alguna.
Los azulgrana tuvieron un debut en la portería. Gerardo Ruiz recibió la oportunidad de su vida, ya inolvidable, pues al final Máquina no tuvo piedad de su novatez.
El Atlante creó su primera llegada de cierto peligro al minuto 24, fue por aire, pero Luis Perea despejó con autoridad. Dos minutos después, los celestes también gozaron la suya, con una media vuelta de Mariano Pavoen, cuyo disparo finalmente salió descompuesto.
Luego, las cosas se dieron de tal forma que vino la debacle para el Atlante. Irresponsablemente, el uruguayo Joe Bizera fue con los tachos por delante sobre Alejandro Vela en media cancha, y recibió la roja directa al minuto 28.
Pese a la desventaja numérica, los Potros se crecieron; total: era ahora o nunca, pues de entrada ya se le daba como víctima. El Kikín Fonseca envió dos servicios con sello de gol, siendo el que recibió el Jagger Martínez el más peligroso, pues Chuy Corona se empleó a fondo y alejó el problema.
La Máquina, por su parte, no elaborada jugadas caras de anotar, aunque contó con la fortuna de ser efectivo a balón parado para ponerse adelante en el marcador. En un tiro cobrado por Barrera, el servicio fue prolongado por Jaír Pereira y el del último tique fue Pavone, quien no perdonó y piso al Cruz Azul 0-1.
Los celestes poco a poco fueron mejorando en funcionamiento. La confianza le volvió al cuerpo a los jugadores, y en la parte complementaria confirmaron que eran más que el rival, empezando en el número de elementos en el campo.
La precipitación hacía presa de los azulgrana, y el nerviosismo normal de todo jugador que empieza invadió al guardameta Ruiz, pues al minuto 55 cometió el error más grande que hayamos visto recientemente. Dio la impresión que ya tenía asegurado el balón en las manos, pero de repente se le escurrió y Pavone que estaba listo a la jugada, robó la bola y simplemente la empujó a la portería. El regalo puso a los visitantes 0-2 arriba. El grotesco error, sin duda, lapidaba las ilusiones de los Potros, que por ningún lado se veía cómo acortar distancias.
El Cruz Azul controlaba el encuentro. En una acción en el área, Venegas le dio una patada a Barrera y el claro penalti no fue marcado al 64'. El silbante pasó por alto la falta. Pavone se fue del campo e ingresó Nicolás Bertolo, otro ofensivo, pero más tirado al medio campo. La idea era amarrar el triunfo, pero los celestes no imaginaban que les llegaría un tercer gol, con otro servicio de Barrera que Jair Pereira desvió adentro de la portería azulgrana. La última anotación del encuentro cayó al 81' y ya no hubo más.
En los últimos minutos, Bertolo y Jagger Martínez se salvaron de una posible expulsión; se empujaron y se dijeron de todo casi hasta el cierre, sin que el silbante se diera cuenta.
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