jueves, 26 de julio de 2012

MÉXICO Y COREA EMPATAN SIN GOLES

Con una actuación discreta, el Tri empató sin goles ante Corea del Sur al arrancar su participación en Londres 2012.

La Selección Mexicana, que creó muchas expectativas en su proceso de preparación tras conseguir el boleto olímpico, no pudo con el paquete en su presentación en Londres 2012. Hoy, las circunstancias obraron a su favor y sacó el empate sin goles ante Corea del Sur, en su regreso a un escenario olímpico, tras no haber calificado a Beijing 2008 en la era de Hugo Sánchez.

Pese al punto, que le salió barato, el Tri decepcionó en su primer juego en escenario olímpico, en el estadio St James' Park en Newcastle, ante unos 25 mil aficionados. Hizo su peor partido en la era de Luis Fernando Tena y crea serias dudas para el segundo compromiso olímpico.


SOPRENDIDO Y DOMINADO
Si de entrada nos sorprendió la ausencia de Israel Jiménez en la defensa, pues de antemano se daba por hecho que Giovanni no arrancaría por falta de ritmo, los propios tricolores experimentaron la misma sorpresa, pero por el juego de los coreanos que en los primeros 45 minutos se convirtieron en un verdadero trabuco para los nuestros.

Del proceso de conocimiento hacia el rival con el que inició la Selección Mexicana, pasó a la perplejidad por la velocidad impuesta por el rival, siempre bien parado, sabiendo lo que quería.

Peor vayamos por partes. El Trio salió con cuatro en el fondo, dos contenciones: Héctor Herrera y Carlos Salcido, que nunca pudieron tener salida, y Javier Aquino por derecha y Miguel Ponce por izquierda, y un ataque con Marco Fabián y Oribe Peralta. Ese fue el equipo en quien confió el Flaco Tena, pero que nunca funcionó,. Si bien tomó la iniciativa, queriendo quedarse siempre con el balón, forcejeando con los coreanos, después del minuto 15 la situación tomó rumbo.

Corea poco a poco ejerció el dominio ante un Tri que se mostraba impreciso, algo nervioso, sobre todo a partir de los desdobles blancos por el centro que a duras penas preñó más de una vez Diego Reyes.

La salida por izquierda que pensó Tena que tendría el equipo, con Darvin Chávez, combinándose con Ponce nunca progresó.

La presión corean provocaba que los mexicanos cayeran en errores de marcación, y una y otra vez se veían vencidos por la velocidad del contrario. Uno, dos, y hasta tres tiros de esquina cobraron en contra de la portería de José de Jesús Corona, afortunadamente para México sin éxito.

El dueño del balón y del control del juego era asiático, mientras que los nuestros no podían soltarse, quitarse de encima la presión, apurados en contener antes que arriesgarse a iniciar una jugada ofensiva bien llevaba. Simplemente, no podían.

La salida rápida de Corea metía en serios aprietos fuera del área al equipo de Tena, ausente de tranquilidad, de calma para siquiera pensar en alguna opción.

Romperle el ritmo a Corea era la clave, pero cómo hacerle si siempre tuvieron la pelota. ¿Y dónde estaban Herrera, Ponce, Marco Fabián y Oribe Peralta? Desaparecidos en una cancha que jamás se tornó tricolor.

El desconcierto mexicano duró 40 minutos, pues casi en la parte final México tuvo su primer arribo al área contraria: Peralta le tocó a Ponce, quien decidió mandar un zapatazo raso que no llegó a nada importante. Enseguida, Herrera mandó un tiro potente fuera del área que paró el portero asiático.

Pero por fin el Tricolor se decidió a adelantar el balón, sin el temor de ser despojado, dándose cuenta que si bien era dominado por Corea, éste no tenía puntería, le faltaba calma para definir.

Pero los sustos nadie se los quitaba a los mexicanos ni tampoco el deseo inmenso que mostraba el rival por hacer el primer gol, con constantes movimientos alrededor de zona de peligro, peor el gol no apareció en los primeros 45 minutos.

¡UY, QUÉ MIEDO!
La parte complementaria se presentaba como la última oportunidad para México de tener poder de reacción, esa que no tuvo en la primera parte y que le hizo pasar por momentos angustiantes.

Pero el Tri no la pudo aprovechar de inicio. Tena mantuvo el mismo cuadro, más allá de que se antojaba un cambio necesario como, quizá, la inclusión de Gío, alguien que diera refresco y pudiera mantener la cabeza más fría para intentar hacer algo al frente.

No obstante, la presencia ofensiva de Corea se acrecentó. De nueva cuenta tomó el balón y lo llevó por donde quiso. Al minuto 52 México se salvó con un disparo que llevaba sello de gol, producto de un derechazo que pegó en el palo. Luego pusieron a prueba a Corona, quien con dos manos sacó otro disparo coreano.

A México le costaba mucho reaccionar, pero fue Javier Aquino quien se atrevió a irse por su banda derecha, hacerse el espacio con su habilidad y cruzar un trallazo al 57'.

Por fin, Gío entró al campo para suplir a Oribe y empezar a buscar, primeramente, esa tranquilidad que le faltó durante mucho tiempo; y se logró casi enseguida. Si bien el Tri no fue ahora el dominador, por lo menos frenó al desbocado Corea que ahora ya no salía con facilidad, y el juego ya fue de ida y vuelta.

En un tiro de esquina, Marco Fabián contactó con la pelota, pero el tiro que mandó con la derecha fue desviado por la zaga.

Otro cambió mandó Tena. La presencia en la media del Chatón Enríquez por Herrera surtió efecto. La Sub-23 se estabilizó en la cancha; estuvo más a las vivas, atento a lo que pudiera hacer el rival e intentando ir al frente con orden.

Marco Fabián apareció otra vez con un derechazo potente al 81' que pasó encima de la portería.

Siguió apretando, insistiendo en ofender sin precipitaciones, y al 87' Gío tuvo en sus pies el gol, tras recibir un pase largo por la izquierda, pero Dos Santos no alcanzó darle buena dirección, optando por meter la pierna izquierda. Y en tiempo de compensación (92'), Raúl Jiménez, quien llevaba pocos minutos en el campo, pudo haberse convertido en el héroe al escaparse solo por el centro y disparar con la derecha equivocadamente, desaprovechando la gran oportunidad de marcar el gol del triunfo, que sin duda habría sido injusto por el esfuerzo y dominio que mantuvo siempre el rival en turno.

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