***FALLECIÓ EL TROTAMUNDOS DEL DEPORTE: PEDRO “EL NEVADO” SÁNCHEZ AMAYA***
*POR JAVIER SOLÍS CORTÉS*
El pasado sábado en la fronteriza ciudad de Mexicali, Baja California Norte falleció a consecuencia de una insuficiencia cardíaca el reconocido entrenador deportivo Pedro “El Nevado” Sánchez Amaya, ampliamente conocido en Apatzingán, la región y el Estado, que si bien es cierto no nació aquí en esta ciudad (vio la primera luz en Cuernavaca, Morelos) se consideraba oriundo, ya que su papá al ser Capitán del Ejército Mexicano andaba del “tingo al tango” en diferentes poblaciones del país, hasta que se instaló en Apatzingán en definitiva, inclusive -debido a esto- varios hermanos del profe “Nevado” también nacieron en diferentes ciudades de la geografía nacional.
Pedro “Nevado” Sánchez Amaya fue en su bien aprovechada vida un “ave de las tempestades”, dirigió lo mismo cuadros profesionales de futbol así como amateurs, también enseñó natación, baloncesto, atletismo, vóleibol y más deportes, y por su abierta forma de ser lo mismo se ganó el respeto como las envidias de propios y extraños, ya que nunca dio su brazo a torcer en cuanto a las injusticias que a su entender veía y que le ponían trabas a su desempeño -sobre todo en el futbol-.
En las últimas épocas se dio a la tarea de formar futbolistas jóvenes y llevarlos a probar tanto a las Chivas Rayadas del Guadalajara así como a los Estudiantes Tecos, siendo uno de los visores oficiales de este último conjunto de la Primera División Mexicana. La vida de “El Nevado” Sánchez Amaya fue, a pesar de los pesares, muy fructífera y más aun que la vivió como él quería vivirla, sin tapujos y sin resquemores; fueron tantas sus experiencias vividas y que él mismo me las contó en diversas ocasiones en horas y horas de charla que un libro apenas satisfaría esas vivencias, le doy un hasta pronto de parte de quien consideró su amigo en sus últimos días, ya que en diversas ocasiones me invitaba para platicarme sus desventuras (muy posiblemente me tenía la confianza necesaria para hacerlo). Allá donde te encuentres profe “Nevado” recibe un abrazo fraterno de tu amigo “Solís” (como me llamabas), te recordaré siempre a ti y a tu sabiduría.
*POR JAVIER SOLÍS CORTÉS*
El pasado sábado en la fronteriza ciudad de Mexicali, Baja California Norte falleció a consecuencia de una insuficiencia cardíaca el reconocido entrenador deportivo Pedro “El Nevado” Sánchez Amaya, ampliamente conocido en Apatzingán, la región y el Estado, que si bien es cierto no nació aquí en esta ciudad (vio la primera luz en Cuernavaca, Morelos) se consideraba oriundo, ya que su papá al ser Capitán del Ejército Mexicano andaba del “tingo al tango” en diferentes poblaciones del país, hasta que se instaló en Apatzingán en definitiva, inclusive -debido a esto- varios hermanos del profe “Nevado” también nacieron en diferentes ciudades de la geografía nacional.
Pedro “Nevado” Sánchez Amaya fue en su bien aprovechada vida un “ave de las tempestades”, dirigió lo mismo cuadros profesionales de futbol así como amateurs, también enseñó natación, baloncesto, atletismo, vóleibol y más deportes, y por su abierta forma de ser lo mismo se ganó el respeto como las envidias de propios y extraños, ya que nunca dio su brazo a torcer en cuanto a las injusticias que a su entender veía y que le ponían trabas a su desempeño -sobre todo en el futbol-.
En las últimas épocas se dio a la tarea de formar futbolistas jóvenes y llevarlos a probar tanto a las Chivas Rayadas del Guadalajara así como a los Estudiantes Tecos, siendo uno de los visores oficiales de este último conjunto de la Primera División Mexicana. La vida de “El Nevado” Sánchez Amaya fue, a pesar de los pesares, muy fructífera y más aun que la vivió como él quería vivirla, sin tapujos y sin resquemores; fueron tantas sus experiencias vividas y que él mismo me las contó en diversas ocasiones en horas y horas de charla que un libro apenas satisfaría esas vivencias, le doy un hasta pronto de parte de quien consideró su amigo en sus últimos días, ya que en diversas ocasiones me invitaba para platicarme sus desventuras (muy posiblemente me tenía la confianza necesaria para hacerlo). Allá donde te encuentres profe “Nevado” recibe un abrazo fraterno de tu amigo “Solís” (como me llamabas), te recordaré siempre a ti y a tu sabiduría.
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