El pasado viernes, el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, anunció que el organismo investigará casos de calumnias o difamación a través de las redes sociales.
Como si no tuviera suficientes asuntos qué resolver, el IFE se meterá en un terreno sumamente escabroso al pretender perseguir, en las redes globales, a supuestos autores de calumnias o difamación.
El IFE perseguirá fantasmas en Twitter, Facebook, YouTube y otras redes, pues los mensajes pueden ser colocados en ellas de manera prácticamente anónima o con identidades falsas y desde cualquier parte del mundo.
Para dar con el autor de una supuesta calumnia en contra de algún partido o candidato, el IFE tendría que
contar con una suerte de policía cibernética electoral.
Y en caso de que diera con el fantasma, el IFE se enfrentaría al problema de que no lo podría acusar de nada, pues la calumnia no es un delito, sino una conducta sancionable exclusivamente por la vía civil.
Además, el IFE tendría que actuar en contra de todos los que retomaron y relanzaron el mensaje calumnioso en las redes, que pueden ser cientos de miles o millones.
Este fenómeno se presentó hace unos días, a raíz de las pifias cometidas por los precandidatos presidenciales del PRI, Enrique Peña Nieto, y del PAN, Ernesto Cordero, y por el entonces aspirante al GDF, Mario Delgado, relacionadas con sus conocimientos literarios.
Los tres recibieron un sinfín de señalamientos de todo tipo en las redes sociales, desde chistes hasta descalificaciones e insultos.
Difícilmente podría alguien dar con el origen de cada uno de esos mensajes que fueron retomados y retransmitidos por miles de usuarios de las redes sociales.
Al pretender investigar calumnias y difamación en las redes sociales, el IFE incurre nuevamente en un exceso, pues no cuenta con facultades para ello.
El artículo 41 de la Constitución señala: “En la propaganda política o electoral que difundan los partidos deberán abstenerse de expresiones que denigren a las instituciones y a los partidos políticos o que calumnien a las personas”.
Esta disposición tan ambigua y llena de conceptos subjetivos es la que dio pie a que el presidente del IFE anunciara que se investigarán casos de calumnias o difamación en redes sociales, siempre y cuando existan quejas.
Lo único que hizo Valdés con esta declaración fue alentar a que durante las campañas electorales al IFE lleguen decenas de quejas de partidos y de candidatos que se considerarán calumniados.
El IFE tendrá que atender esas quejas, porque su presidente se comprometió públicamente a ello.
El Instituto perderá tiempo y recursos en el desahogo de quejas sin sentido y complicará aún más su funcionamiento de manera innecesaria.
Las lagunas jurídicas en materia electoral y las interpretaciones sui géneris de algunas disposiciones por parte del IFE y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han complicado el arbitraje del proceso electoral.
Se han presentado conflictos con la transmisión de spots en los tiempos del Estado y con los candados poco claros que tienen los precandidatos únicos a cargos de elección popular.
Habrá problemas con el monitoreo de spots, con la fiscalización de los recursos usados por partidos y candidatos y sobre todo, con la posible infiltración del crimen organizado en las campañas.
Pero el IFE tiene la capacidad para enfrentar todo eso y todavía se dará el lujo de perseguir fantasmas en las redes sociales.
OFF THE RECORD
**INFORME AYOTZINAPA
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos dará a conocer este lunes un informe preliminar sobre los actos violentos en que perdieron la vida dos normalistas de Ayotzinapa y un empleado de una gasolinera.
El gobierno de Guerrero, encabezado por Ángel Aguirre Rivero, no saldrá bien parado.
Se alteró la escena, pues los policías estatales retiraron los casquillos de las balas disparadas.
La Policía Ministerial torturó a un normalista y le sembró un arma para tratar de justificar los disparos contra los estudiantes.
El informe trae más, mucho más.
**CAMBIOS EN ICADEP
De un momento a otro, quizá este mismo lunes, María de las Nieves García Fernández dejará el cargo de presidenta del Icadep.
El motivo oficial es que buscará la candidatura del PRI al Senado por el estado de Oaxaca.
Lo que se comenta en corto es que se buscó una salida decorosa para María de las Nieves, cuya gestión al frente de la escuela de cuadros del PRI es objeto de varias auditorías.
Como encargado del despacho podría quedar su fiel escudero, César Román Mora Velázquez, aparentemente involucrado en los supuestos malos manejos.
El dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, tendrá que nombrar a la brevedad a un nuevo presidente del Icadep.
**AMLO EN REVERSA
El precandidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, dijo el viernes que jamás acusó a los empresarios de ser delincuentes de cuello blanco.
Y que tampoco los consideró dentro de lo que él llama la mafia en el poder.
Al rato va a decir que nunca acusó a los medios de comunicación de imponerle un cerco informativo.
Y que nunca dijo que hubo un complot en su contra al difundir los videos en los que se ve a su entonces operador político, René Bejarano, recibiendo miles de dólares de Carlos Ahumada.
Como si no tuviera suficientes asuntos qué resolver, el IFE se meterá en un terreno sumamente escabroso al pretender perseguir, en las redes globales, a supuestos autores de calumnias o difamación.
El IFE perseguirá fantasmas en Twitter, Facebook, YouTube y otras redes, pues los mensajes pueden ser colocados en ellas de manera prácticamente anónima o con identidades falsas y desde cualquier parte del mundo.
Para dar con el autor de una supuesta calumnia en contra de algún partido o candidato, el IFE tendría que
contar con una suerte de policía cibernética electoral.
Y en caso de que diera con el fantasma, el IFE se enfrentaría al problema de que no lo podría acusar de nada, pues la calumnia no es un delito, sino una conducta sancionable exclusivamente por la vía civil.
Además, el IFE tendría que actuar en contra de todos los que retomaron y relanzaron el mensaje calumnioso en las redes, que pueden ser cientos de miles o millones.
Este fenómeno se presentó hace unos días, a raíz de las pifias cometidas por los precandidatos presidenciales del PRI, Enrique Peña Nieto, y del PAN, Ernesto Cordero, y por el entonces aspirante al GDF, Mario Delgado, relacionadas con sus conocimientos literarios.
Los tres recibieron un sinfín de señalamientos de todo tipo en las redes sociales, desde chistes hasta descalificaciones e insultos.
Difícilmente podría alguien dar con el origen de cada uno de esos mensajes que fueron retomados y retransmitidos por miles de usuarios de las redes sociales.
Al pretender investigar calumnias y difamación en las redes sociales, el IFE incurre nuevamente en un exceso, pues no cuenta con facultades para ello.
El artículo 41 de la Constitución señala: “En la propaganda política o electoral que difundan los partidos deberán abstenerse de expresiones que denigren a las instituciones y a los partidos políticos o que calumnien a las personas”.
Esta disposición tan ambigua y llena de conceptos subjetivos es la que dio pie a que el presidente del IFE anunciara que se investigarán casos de calumnias o difamación en redes sociales, siempre y cuando existan quejas.
Lo único que hizo Valdés con esta declaración fue alentar a que durante las campañas electorales al IFE lleguen decenas de quejas de partidos y de candidatos que se considerarán calumniados.
El IFE tendrá que atender esas quejas, porque su presidente se comprometió públicamente a ello.
El Instituto perderá tiempo y recursos en el desahogo de quejas sin sentido y complicará aún más su funcionamiento de manera innecesaria.
Las lagunas jurídicas en materia electoral y las interpretaciones sui géneris de algunas disposiciones por parte del IFE y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación han complicado el arbitraje del proceso electoral.
Se han presentado conflictos con la transmisión de spots en los tiempos del Estado y con los candados poco claros que tienen los precandidatos únicos a cargos de elección popular.
Habrá problemas con el monitoreo de spots, con la fiscalización de los recursos usados por partidos y candidatos y sobre todo, con la posible infiltración del crimen organizado en las campañas.
Pero el IFE tiene la capacidad para enfrentar todo eso y todavía se dará el lujo de perseguir fantasmas en las redes sociales.
OFF THE RECORD
**INFORME AYOTZINAPA
La Comisión Nacional de los Derechos Humanos dará a conocer este lunes un informe preliminar sobre los actos violentos en que perdieron la vida dos normalistas de Ayotzinapa y un empleado de una gasolinera.
El gobierno de Guerrero, encabezado por Ángel Aguirre Rivero, no saldrá bien parado.
Se alteró la escena, pues los policías estatales retiraron los casquillos de las balas disparadas.
La Policía Ministerial torturó a un normalista y le sembró un arma para tratar de justificar los disparos contra los estudiantes.
El informe trae más, mucho más.
**CAMBIOS EN ICADEP
De un momento a otro, quizá este mismo lunes, María de las Nieves García Fernández dejará el cargo de presidenta del Icadep.
El motivo oficial es que buscará la candidatura del PRI al Senado por el estado de Oaxaca.
Lo que se comenta en corto es que se buscó una salida decorosa para María de las Nieves, cuya gestión al frente de la escuela de cuadros del PRI es objeto de varias auditorías.
Como encargado del despacho podría quedar su fiel escudero, César Román Mora Velázquez, aparentemente involucrado en los supuestos malos manejos.
El dirigente nacional del PRI, Pedro Joaquín Coldwell, tendrá que nombrar a la brevedad a un nuevo presidente del Icadep.
**AMLO EN REVERSA
El precandidato presidencial del PRD, Andrés Manuel López Obrador, dijo el viernes que jamás acusó a los empresarios de ser delincuentes de cuello blanco.
Y que tampoco los consideró dentro de lo que él llama la mafia en el poder.
Al rato va a decir que nunca acusó a los medios de comunicación de imponerle un cerco informativo.
Y que nunca dijo que hubo un complot en su contra al difundir los videos en los que se ve a su entonces operador político, René Bejarano, recibiendo miles de dólares de Carlos Ahumada.
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